Es la quimera del lenguaje,
la historia del todos,el nada y el siempre,
La ilusión del no puedo ser nada,
el nunca del miedo
y el jamás del cobarde.
Son los adverbios y los límites
de los pensamientos rígidos.
He visto a un perro subir la montaña
hacia el fruto entre arbustos,
con las patas quebradas
y la tráquea sin espacio.
He visto a un perro moribundo peinar las olas,
no ser testigo de su muerte,
rey sobre todo,
impulso sin cercas.
He visto amor sin palabra,
sin límites ni guías
que te aparten y me aparten
del corazón reflejo.
Y he entendido que sin palabras
los perros no saben del obstáculo.
(RCZ, 3-5-12)
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