domingo, 20 de mayo de 2012

por Karen




Sigo enamorado de la chica con la que salía cuando tenía 20 años, aunque cuando tuviera 20 años no sintiera nada y ella no me importara. El tiempo y los cambios no sólo nos maduran, sino que transforman la visión de nuestro pasado y de las personas que estuvieron en él. Ese aprendizaje nos dice qué tuvo importancia real en nuestra vida, qué fue efímero, dónde estuvo el fraude, y qué vínculo permanece para siempre. Ocurre de la misma forma con la música. A veces, la necesitamos, porque algo nos falta. Lo hacemos con las personas y lo hacemos con la música. Resulta una estafa, mediocre, mezquino... pero lo hacemos. También ocurre que cuando un sentimiento es real, no se marcha, por poco práctico que resulte. Ahora estoy convencido de que a mí me ocurrirá con Karen. No es nada práctico querer a Karen, porque Karen no se muestra, es una indigente, nunca sabes dónde puedes encontrarla. Ahora sé que pasarán décadas y seguiré pensando en ella. Aunque lleve veinte años muerta.

Something on your mind, primer corte de "In my own time" (1971)




Karen Dalton es una de esas personas que no pueden clasificarse porque no existen niveles ni medidas para ella. Pertenece a un lugar distinto, al de los brujos, personas enigmáticas que dejaron pequeñas huellas que con el tiempo terminan por resultar poderosas e inolvidables. Pertenece quizá al mismo lugar de donde vino y se fue Robert Johnson. Ambos eran un misterio, pero de alguna forma, fueron seres humanos que se mostraron mucho más que cualquier otro.

Karen murió en 1993 en Nueva York, siendo indigente. Llevaba muchos años practicando la vida del homeless y portando con ella el estigma de drogadicta. Nadie sabía quién era cuando murió. Una página de periódico recordó que la indigente fallecida fue una cantante folk efímera a finales de los años 60 y principios de los 70.

A mí me duele también, (It hurts me too, clásico Blues popularizado por Elmore James, 
en la voz y guitarra de Karen, pieza recogida en su primer disco). 



Su vida musical es breve, como ocurre con los genios que no se muestran personalmente, salvo a través de la música. Karen tocaba la guitarra de 12 cuerdas y el banjo desde que era una niña, con una maestría insultante para cualquier músico. Su voz no tiene descripción posible. Ahora sé que si disfruto escuchando a Billy Holliday o a Nina Simone, es porque me recuerdan brevemente a Karen, aunque a ellas las conociera antes. Karen, de alguna forma, estaba antes de todas. Cantaba folk y blues de manera espontánea y nunca quiso grabar ni ser reconocida. Bob Dylan la adoraba (intuyo que sabía que estaba frente a alguien inimitable, y gracias en parte a sus esfuerzos hoy podemos escucharla). En 1969 fue invitada a un estudio como excusa para obligarla a grabar su música, siempre versiones de clásicos folk. En esa noche grabó "It's so hard to tell who's going to love you the best", primer disco compuesto por 10 canciones. Su guitarra de 12 cuerdas sonaba junto a su voz con la única compañía de una discreta guitarra acústica y un bajo. Dos años después graba "In my own time", un disco más ecléctico (sonidos Blues, Motown, folk, algunos acompañamientos de cuerda). In my own time supone uno de los mejores discos de música folk que jamás se hayan grabado. Karen no quiso más. Como Johnson, apenas grabó una veintena de canciones en un tiempo breve y desapareció. Lo dio todo y se abandonó.

No es práctico querer a Karen. Pero el amor no es pragmatismo. Hacerlo pragmático significa hacerlo materialista, y ahí es donde está la mezquindad del ser humano. Karen no fue práctica. Tampoco soy práctico yo por querer a una muerta. Pero sé que Karen, de alguna forma, va a estar conmigo siempre. Porque librarme de ella sería lo más estúpido que podría hacer jamás. Porque estuvo abierta y no tuvo miedo. Porque todo lo que hizo lo hizo de verdad. Sin necesitar. Sin pedir ni estafar. Sólo diciendo la verdad. Ése es el misterio de su voz y su música. Al escuchar a Karen Dalton, escuchamos a un ser humano que dice la verdad y no tiene miedo. Por eso es tan perturbadora. Y por eso...


Me quedo contigo, Karen. 






PD: este blog no es de descargas, pero si has llegado aquí buscando descargar la música de Karen, busca mi e-mail, escribe y te envío los dos discos.

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