sábado, 21 de julio de 2012

Sueño que abandono perros

Sueño que abandono perros. Lo sueño constantemente. Aunque sepa que nunca abandoné a uno. Sin embargo, no tengo ni un sueño donde en algún momento no aparezca la sensación de haber abandonado un perro, y el impulso posterior de tratar de encontrarle. En mis sueños siempre abandono perros, aunque me dé cuenta mucho tiempo después de haberlo abandonado.

En la vida despierta no abandono perros. Más bien al contrario, intento hacer lo máximo posible para encontrarles un hogar. La vez que más cerca estuve de abandonar a un perro, fue una perra, apenas estuve 3 horas con ella, y la busqué por toda la ciudad los siguientes tres días. Esa perra me enseñó algo que todavía hoy día me resisto a interiorizar. Estuvo conmigo, me agradeció mis cuidados, la comida que le di, la cama, el techo, y especialmente la libertad que no le reprimí. Quise hacerle saber, desde el primer minuto, que era una perra independiente, a pesar de lo mucho que me necesitara realmente a mí y no a otras personas. Era una perra ya abandonada. Existían apegos hacia sus necesidades ficticias. No les necesitaba, porque la habían utilizado para después abandonarla, como ocurre constantemente en cualquier parte del mundo. Sin embargo, ella, aún casi cachorra aunque de considerable tamaño, seguía infectada por esa creencia ficticia, ilusoria y cancerosa, de necesitar precisamente lo que más daño te hace. Así que la dejé libre. Y corrió, corrió muy lejos. Desvió la mirada en un último segundo para despedirse. Estaba agradecida, especialmente, de que le soltara la correa.

Salvo ese episodio, nunca he estado cerca de abandonar a un perro. Pero sigo soñando que abandono perros.

Sueño que los perros que he conocido me necesitan y yo estoy lejos. Sueño que soy descuidado, como un gato callejero. En las últimas escenas de mis sueños, recobro la conciencia y les busco desesperadamente, para ayudarles. Sueño que abandono perros que ni siquiera estuvieron conmigo algún día. Sueño que, mientras vivo mil experiencias diferentes, un perro está atrapado en una habitación, o perdido en una montaña, o caminando solo en una autopista, y que sólo yo puedo ayudarle pero no fui consciente hasta el último segundo, justo cuando corro hacia su destino y finalmente despierto. En mis sueños siempre descubro mis auténticos deseos al final, cuando estoy a punto de despertar. Sé lo que quiero. Ayudar al perro.

Hoy soñé, como siempre, que estaba en sudamérica. En esta ocasión estaba en un edificio muy alto, y bajaba por unas escaleras exteriores. Tenía mucho trabajo. Tenía muchas preocupaciones; preocupaciones que, por otra parte, me hacían feliz. Llegué a un despacho donde varias personas me esperaban. Allí estaba ella, aunque hace años que no la veo. Llevaba una máscara de porcelana. Se sentía feliz al verme. Me molestaba la superficialidad de las personas y sus conversaciones triviales en aquel edificio que al poco resultó ser un barco. Y nuevamente llegó a mí la idea: mis perros me esperan. En ese sueño, los perros que vivían conmigo me estaban esperando. Estaban solos en casa. Me aguardaban. Y yo lo dejé todo para ir hacia ellos, me descolgué de estructuras, nadé, corrí entre las callejuelas, todo por llegar donde ellos estaban. Justo entonces desperté. Es el equilibrio constante entre la libertad y la preocupación, el nomadismo y el cuidado, el abandono (que en sí mismo es hermoso si es hacia uno mismo) y la capacidad para sostener sobre tu espalda cualquier peso, porque a ti no te pesa, porque te gusta sentirlo. Porque estás hecho para eso.

No sé por qué sueño que abandono perros. Será que, de alguna forma, les abandono.

No hay comentarios:

Publicar un comentario